El sitio de noticias del Espacio Space.com publicó el pasado domingo una noticia en la que aseguraba que la NASA poseía «fuertes evidencias» de vida actual en Marte. Según su versión, Carol Stoker y Larry Lemke (del Ames Research Center), habrían enviado para su publicación en Nature un estudio donde se presentarían fuertes evidencias de vida en el subsuelo de Marte, basándose en fluctuaciones del metano.
Space.com afirmaba que «Los dos científicos, de acuerdo a las fuentes del encuentro del domingo, basaron su caso en las firmas fluctuantes del metano en Marte que pueden ser un signo de actividad subterránea en la biosfera y en la concentración en la superficie adyacente de sulfato de jarosita, una sal mineral encontrada en la Tierra en fuentes calientes y otros cuerpos ácidos de agua como el Río Tinto [Huelva, España] donde ha sido hallada en albergues de vida en contra de esos inhóspitos ambientes».
La NASA, por su parte, acaba de hacer público un desmentido oficial en el que niega explícitamente que sus misiones actuales tengan pruebas de vida marciana. En su nota, la agencia espacial estadounidense aclara que «no tiene ningún dato observacional de ninguna de las actuales misiones a Marte que appoyen esta afirmación. El trabajo realizado por loscientíficos mencionados en esos artículos no pueden usarse inferir directamente nada sobre la vida en Marte, aunque podrían ayudar a formular estrategias sobre cómo buscar la vida en Marte. Sus investigaciones tratan sobre los ambientes extremos en la Tierra como análogos a los posibles ambientes en Marte. [Los científicos] no han enviado ningún paper a publicaciones científicas asegurando que exista vida en Marte».
Metano marciano
En marzo de 2004 varios equipos independientes de científicos anunciaron la detección de metano en Marte. El primero de ellos estaba liderado por Vittorio Formisano, investigador principal del Espectrómetro Fourier Planetario de la sonda Mars Express (ESA). En el segundo equipo, Michel Mumma (NASA) y sus colegas utilizaron telescopios situados en la Tierra.
Debido a que la molécula de metano (CH4) se destruye tras unos pocos cientos de años en la atmósfera de Marte por acción de la radiación ultravioleta, debe existir un proceso que lo genere. Una posibilidad es que sean bacterias marcianas situadas en el subsuelo, aunque también podría explicarse por actividad volcánica.
Metano y formaldehído
El semanario de divulgación científica New Scientist recogió otras declaraciones de Vitorio Formisano, que muestra su optimismo ante los datos recogidos por su instrumento durante el año que la Mars Express ha estado en órbita a Marte. El científico de origen italiano informa que el Espectrómetro Fourier ha detectado formaldehído en la atmósfera de Marte, en una concentración que estima en 130 partes por millardo. Para generar por oxidación tal cantidad de moléculas, se necesitarían 2,5 millones de toneladas de metano al año. «Creo que hasta que un proceso no biológico demuestre que puede producir esto probablemente la única fuente para el metano sea la vida. Mi conclusión es que hay vida en el suelo de Marte». La ESA, sin embargo, se muestra cauta con estas interpretaciones y prefiere que la comunidad científica internacional lo debata.
Marte: Una larga historia de desilusiones
Si hiciéramos una encuesta al público, es posible la mayor parte de los encuestados respondería Sí a «¿Hay pruebas científicas de la existencia de vida en Marte?». Marte suscita un gran interés y tanto científicos, como agencias espaciales como medios de comunicación no escatiman esfuerzos en captar su atención. Pero las evidencias extraordinarias no siempre han acompañado las afirmaciones extraordinarias.
En nuestra búsqueda de vida en otros mundos, la situación actual no es mucho mejor (aunque bien diferente) a la de finales del siglo XIX, cuando el excéntrico millonario Percival Lowell construyó su observatorio para observar los supuestos canales de Marte. Las evidencias eran casi nulas y, de hecho, nunca existieron esas líneas que interpretaba como acueductos que los marcianos construían para transportar el agua de los polos al ecuador. Por fortuna, el legado de Lowell para la ciencia no fue nulo. Uno de los empleados de su observatorio descubrió, tras una intensísima búsqueda, el planeta situado más allá de Neptuno. El astrónomo era Clyde Tombaugh y el objeto celeste, Plutón (las dos iniciales del nombre del planeta se corresponden con las iniciales de Percival Lowell, PL). De hecho, hoy se cumplen 75 años del descubrimiento de Plutón, inmerso en la controversia de si Plutón es o no es un planeta.
Tras el envío de las sondas Viking a Marte, lo que descubrieron los científicos fue un desierto helado, con temperaturas inferiores a los 80 grados bajo cero, una ténue atmósfera y donde los rayos ultravioleta que vienen del Sol esterilizarían cualquier signo de vida en la superficie, si fuera similar a la terrestre. Sin embargo, los experimentos químicos mostraban indicios de existencia de actividad biológica. Pero pronto los científicos, como el español Joan Oró, dieron explicación inorgánica a tales reacciones. Durante décadas, Marte pasó a ser un planeta muerto.
En agosto de 1996, Bill Clinton, Daniel Goldin (Administrador de la NASA) y David McKay en conferencia pública presentaron un supuesto fósil de vida bacteriana marciana. La roca saldría expulsada de Marte hace 13 millones de años y viajó por el Sistema Solar hasta que hace 13 mil años cayó en la Antártida. En 1984 fue recogido y llevado a EEUU, pero catalogado erróneamente. En 1996, McKay lo identificó su verdadero origen y encontró unas estructuras que, en la Tierra, se deben a actividad biológica. La controversia científica no se hizo esperar y desde entonces se debate sobre sobre si el ALH84001: contiene huellas de vida. Nuevamente, la química no biológica puede explicar las supuestas evidencias de vida.
La cantidad de sondas enviadas desde entonces al Planeta Rojo han cambiado de nuevo la imagen que teníamos de él. El descubrimiento de afloramientos de líquidos y las evidencias de un pasado acuoso dan esperanzas a los que deseamos encontrar vida en otros planetas. Es, sin lugar a dudas, uno de los descubrimientos científicos más ansiados. Pero, si aprendimos la lección de Percival Lowell, debemos ir con cautela y dejar que nuestra imaginación no nos cieguen.