El Orbitador Odisea tiene como primera mision el regresar la
confianza al programa de exploración de Marte después de la pérdida
ocurrida en 1999 de dos sondas dirigidas al mismo planeta.
En septiembre de 1999 el Mars Climate
Orbiter se estrelló en la superficie marciana al presentarse un
error de conversiones del sistema
métrico al sistema inglés en una de las fallas más absurdas del
programa espacial.
Sólo tres meses después, el 2 de diciembre de 1999, el Mars Polar Lander descendía en el
polo sur marciano pero nunca fue posible captar una señal de la nave,
dándose por perdida después de varios esfuerzos intentando establecer comunicacion.
Ambos fracasos pusieron en la balanza el programa de exploración marciano.
En su rescate vinieron los resultados de una sonda, la Mars Global
Surveyor, que desde 1996 orbita Marte mapeando en forma fina su
superficie. Imágenes de esta nave permitieron en junio del 2000
anunciar la posible existencia de
mantos acuiferos y en diciembre del mismo año incluso se anunció
el haber detectado rasgos de lagos
secos o mares de baja profundidad.
No solo el programa de exploración marciana se salvó, sino que además se
incluyó el plan para enviar simultáneamente dos naves de descenso a la
superficie del planeta en el año 2003 o 2004. Su antecesor, el Orbitador
Odisea 2001 deberá hacer un papel ejemplar para continuar estos planes.
El Orbitador deberá llegar el 20 de octubre del presente año y activando
sus propulsores durante 25 minutos debe quedar insertado en órbita
alrededor de Marte para iniciar un proceso de aerofrenado, ya
experimentado con el Mars Global Surveyor. Esto llevará a la nave a
ajustar en los siguientes 76 días su órbita para colocarse en posición de
trabajo.
Odisea lleva tres instrumentos principales llamados Themis, GRS y MARIA,
los cuales permitiran mapear minerológicamente y morfológicamente el
planeta, mapear la composición global y mapear el ambiente de radiación
espacial respectivamente.
Son muchas las esperanzas de que el Odisea obtenga más elementos en
relación a la posible existencia de agua en el subsuelo marciano, lo que
será contundente para los planes futuros de las naves de descenso. La
misión del Odisea esta planeada por cuatro años por lo que también deberá
ser soporte importante de comunicación para las naves de descenso.