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La barra de la Vía Láctea
Javier Armentia

Mira, la estrella cometaVivimos en una galaxia espiral barrada. Eso parece confirmarse en el estudio recientemente publicado por un equipo de la Universidad de
Wisconsin-Madison, que ha utilizado el telescopio espacial Spitzer para analizar las poblaciones de estrellas de las regiones interiores de nuestra galaxia.

El tamaño de la «barra» es parecido a la distancia que nos separa del centro galáctico, unos 27.000 años-luz. Para hacernos una idea de cómo se mueve este «bicho» con más de doscientos mil millones de soles, la órbita del nuestro tiene el mismo sentido que el recorrido de las agujas de un reloj.

No es que se trate de un resultado inesperado. Desde hace tiempo se sabía que la distribución de estrellas en nuestra Galaxia apuntaba a la existencia de una estructura cercana al núcleo. Durante un tiempo se habló de la posibilidad de que estuviéramos en una galaxia con anillo, pero los datos sobre las distribuciones de complejos de formación estelar y otras nubes moleculares (analizando la emisión de hidrógeno
ionizado en radio) apuntaban a la existencia de esta barra.

Realmente, la existencia de una barra no impide la existencia de un anillo, con lo que lo mismo nos podríamos encontrar con una estructura un poco más compleja. De hecho, podría existir un anillo exterior a la posición de nuestro Sol, como se mostraba en los trabajos de un equipo de la Universidad de Sydney hace dos años (con datos, entre otros
telescopios, provenientes del Isaac Newton del Roque de los Muchachos).

Este tipo de estructuras serían, muy posiblemente, resultado de la interacción de nuestra Galaxia con otras cercanas. Un fenómeno que se suele denominar «canibalismo galáctico» y que se sabe fundamental para entender la variada morfología de las galaxias: a lo largo de la vida de una galaxia es muy corriente que «choque» (aunque sin chocar estrellas contra estrellas, sino atravesándose y deformándose por
efecto de la gravedad -incluyendo las fuerzas de marea) y vaya generando nuevas zonas de formación estelar, brazos o ramas en las que hay más densidad de gas y estrellas…

Nuestra propia Galaxia está acabando de zamparse un par de galaxias pequeñitas que teníamos al lado hace unos cientos de millones de años. Una de ellas, denominada «galaxia enana de Sagitario», con una masa de una diezmilésima parte de la de la Vía Láctea, fue descubierta hace unos años (en 1994), comprobándose que la interacción la ha despedazado y estirado, formando amplios brazos alrededor de la nuestra.

En fin, que esto de la Vía Láctea es todo un mundo…

Javier Armentia es director del Planetario de Pamplona..

Vía Láctea