Cometas y meteoros
Las Leónidas son una lluvia de estrellas fugaces (meteoros) visible
durante noviembre y suelen tener su máximo hacia el día 18 de noviembre todos
los años. El fenómeno de las estrellas fugaces está causado por pequeñas
partículas de polvo cometario que se desintegran en contacto con la atmósfera
terrestre.
Arriba. El
cometa 55P/Tempel-Tuttle tiene un periodo de 33 años
alrededor del Sol. Su órbita lo lleva desde las
inmediaciones de la Tierra a más allá de la órbita de
Urano.
En el caso de las Leónidas las desprende el cometa Tempel-Tuttle. Este
cometa da una vuelta alrededor del Sol cada 33 años. El cometa Temple-Tuttle fue
descubierto el 19 dic 1865 por Ernst Wilhelm Liebrecht Tempel desde
Francia, e independientemente por Horace Parnell Tuttle el 6 ene 1866 desde
EEUU. Recibe la catalogación de «55P» por ser el 55º cometa periódico
descubierto (el 1P es el cometa Halley).
Cuando un cometa está cerca del Sol, sobre todo a partir de que cruza la órbita
de Marte, su actividad se incrementa notablemente debido a la cantidad de
energía solar que llega al núcleo cometario. Como consecuencia, se emiten gases
y partículas de polvo: es lo que vemos como la cola del cometa. Estas partículas
se quedan orbitando alrededor del Sol con una trayectoria similar (pero no
exactamente igual) al de su cometa padre, en este caso, el Tempel-Tuttle. Tras
cada paso alrededor del Sol, el cometa crea una nueva fuente de material fresco
en forma de pequeñas partículas.
El fenómeno de las estrellas fugaces
¿Cual es la relación entre los cometas, las partículas que desprende y las
estrellas fugaces? Es fácil de deducir. Hay muchos cometas en el Sistema Solar.
Algunos de ellos permanecen orbitando a distancias enormes, y otros se acercan
mucho al Sol. Es éste segundo grupo el que nos interesa: cometas que cortan en
algún momento la órbita de la Tierra (o que pasan muy cerca).
Cuando la Tierra cruza la órbita de un cometa y se encuentra con material que ha
desprendido, las partículas entran en nuestra atmósfera y se desintegran. La
desintegración, que se produce a unos 100 km de altura, deja un rastro luminoso
y es lo que observamos como estrella fugaz.
Si queremos observar un buen espectáculo, con una gran cantidad de meteoros,
tendremos que ver qué cometas producen mayor cantidad de material. Los
más correctos son aquellos con periodos cortos que se acercan periódicamente al
Sol. Y, como hemos visto, el Tempel-Tuttle sólo tarda 33 años. La Tierra pasa a
menos de 1,2 millones de kilómetros de la órbita del Tempel-Tuttle hacia el 18
noviembre, cada año. En un año regular, la actividad de las Leónidas no es
llamativa.
Sin embargo, cuando el Tempel-Tuttle está muy cerca del Sol, la Tierra se
encuentra con una mayor densidad en el tubo meteórico de las Leónidas. Es
por lo que, cada 33 años, se suele producir «tormentas» en esta lluvia de
estrellas fugaces. La última fue en 1966, pero durante el siglo XIX también se
registraron grandes tasas de actividad. En la historia han sido
muchas las ocasiones de memorables espectáculos «leoninos»… no siempre
comprendidos por los observadores.
En 1999, los modelos téoricos
propuestos por varios astrónomos predijeron correctamente, y por vez primera
en la historia de la Ciencia, la hora exacta de un máximo meteórico (con el
número de meteoros por hora no tuvieron tanta suerte).
¿Por qué son Leónidas?
Por un efecto de
perspectiva, cuando observamos en el cielo a las Leónidas todas parecen
radiar de un punto situado en la constelación de Leo y esta es la razón de su
nombre.
Hay otras muchas lluvias bien conocidas. Por ejemplo, las Perseidas, cuyo máximo
es a mediados de agosto, están asociadas al cometa Swift-Tuttle con unos 100
meteoros a la hora. Otra lluvia muy activa son las Gemínidas, cuyo máximo ocurre
a mediados de diciembre. El cometa Halley tiene no una, sino dos lluvias
asociadas: las Oriónidas (en mayo) y las eta Acuáridas (en octubre), puesto que
la Tierra cruza dos veces su órbita.