Hoy en día,
el Planeta Rojo es una tierra congelada y despoblada. Sin
embargo, en algún momento, Marte pudo haber sido cálido
y húmedo. La mayoría de los científicos
están de acuerdo en que es altamente improbable que cualquier
criatura viviente –incluso un microbio– pudiera sobrevivir
mucho tiempo en la superficie marciana.
Cuando los primeros humanos viajen a al Planeta Rojo para
explorarlo, tendrán que cultivar sus alimentos en invernaderos
calientes y herméticos porque la atmósfera marciana
es demasiado fría y seca para que crezcan plantas comestibles
al aire libre. Pero si algún día los humanos
quieren establecer colonias en el planeta vecino, tendrán
que encontrar una manera de cultivar alimentos al aire libre.
Imre Friedmann tiene
una idea de cómo dar el primer paso.
Arriba: Las impresiones del Marte habitable por los artistas
James Graham y Kandis Elliot. [más
sobre ThinkQuest.org]
Friedmann, un microbiólogo que se acaba de incorporase
al equipo del Instituto de
Astrobiología en el Centro de Investigación
Ames de la NASA, fue uno de los panelistas invitados a la conferencia
«La Física
y La Biología para hacer Marte Habitable«, patrocinada
por la Nasa y realizada en Ames en octubre del 2000. Su
charla se concentró en un organismo que podría
utilizarse para comenzar a convertir la superficie marciana en
suelo fértil.
Marte está cubierto por una capa de rocas fragmentadas
y de polvo fino, que se conoce como regolito. Para transformar
el regolito en suelo fértil, sería necesario añadir
materia orgánica, un proceso parecido al que siguen los
agricultores en la Tierra cuando fertilizan el suelo con abono.
En la Tierra, el abono está hecho principalmente con
materia vegetal descompuesta. Los microorganismos jueguan un
rol importante en la descomposición de las plantas muertas,
devolviendo los nutrientes al suelo para que las plantas vivas
puedan reusarlos. Pero en Marte, dice Friedmann, donde no hay
vegetación que se pueda descomponer, los cuerpos muertos
de los mismos microorganismos proporcionarían la materia
orgánica necesaria para fertilizar el suelo.
El truco es pues, encontrar
al microbio apropiado.
«Entre los organismos que conocemos ahora,» dice
Friedmann, » la Chroococcidiopsis pareciera ser más
adecuado».
La Chroococcidiopsis es una de las cianobacterias
más primitivas que conocemos. Su habilidad para sobrevivir
en un amplio rango de condiciones
extremas, hostiles para la mayoría de las otras formas
de vida, la convierte en candidato ideal. La Chroococcidiopsis
se ha encontrado en fuentes de agua caliente, hábitats
hipersalinos, desiertos cálidos y áridos en todo
el mundo y hasta en el glacial desierto de Ross, en la Antártida.
Arriba: Una foto micrográfica
de la Chroococcidiopsis, aumentada 100 veces.
«La Chroococcidiopsis es un organismo que aparece
constantemente en casi todos los ambientes extremos,» indica
Friedmann. «Por lo menos, está siempre presente en
ambientes extremadamente secos, fríos y salados».
Además, la Chroococcidiopsis es a menudo el
único ser viviente que logra sobrevivir en ambientes extremos.
Sin embargo, cuando las condiciones permiten que otras formas
más complejas de vida lo hagan, la Chroococcidiopsis rápidamente
les cede lugar.
Para obtener pistas sobre cómo cultivar
la Chroococcidiopsis en Marte, Friedmann observa sus hábitos
de crecimiento en las regiones áridas de la Tierra. En
medios desérticos, la Chroococcidiopsis crece dentro
de las rocas porosas o justo debajo del suelo, en las superficies
de guijarros translúcidos.
Arriba: En muchos ambientes desérticos,
la Chroococcidiopsis crece debajo de rocas transparentes,
justo debajo de la superficie.
Los guijarros constituyen un microambiente ideal para la Chroococcidiopsis.
Primero, porque logran conservar la humedad debajo de ellos.
Varios experimentos han demostrado que pequeñas cantidades
de humedad pueden adherirse debajo de las rocas, semanas antes
de que el suelo se seque completamente. Y segundo, porque como
los guijarros son translúcidos, permiten que pase suficiente luz
para que los organismos crezcan.
Friedmann se imagina grandes granjas donde se cultiven bacterias
en la parte inferior de bandas de vidrio con características
adecuadas para que pase la luz. Sin embargo, Marte es hoy día
demasiado frío para que esta técnica funcione efectivamente.
Antes de que un microbio, aun siendo tan resistente como la Chroococcidiopsis,
pueda ser cultivado en Marte, se tendría que calentar
el planeta considerablemente, hasta apenas debajo del punto de
congelación.
Friedmann,a
la izquierda, admite que sus ideas sobre el cultivo de las Chroococcidiopsis
son, en este momento, sólo un experimento pensado.
«No creo que ninguno de los que estamos vivos ahora veamos
como esto sucede», dice pensativamente. Cuando llegue el
momento de que Marte sea habitable, «la tecnología
será tan diferente, que todo que lo que planeamos ahora…
será terriblemente atrasado».
Friedmann espera que, con el tiempo, la ingeniería
genética desarrolle organismos aptos para conseguirlo.
Aun si se utiliza la Chroococcidiopsis como base, se tratará
de una versión muy mejorada del microbio actual.
Vínculos en la Red |
La
Bibliografía sobre terraforming — exhaustiva lista de publicaciones
The Terraforming Information Pages — vínculos varios a fuentes
Conozca a Conan, la bacteria — Reportaje presentado por Ciencia@NASA:
Instituto |