La esperada resolución de la Unión Astronómica Internacional llega ya. Dos años lleva una comisión (el Planet Definition Comitee presidido por Owen Gingerich y con varios expertos internacionales en nomenclatura, historia…) intentando consensuar una definición para el término «planeta», con la llegada de nuevos objetos transneptunianos como Sedna, Quaoar, 2003 UB313 (o Xena, informalmente), algunos como Plutón y otros más grandes. ¿Qué es lo que han decidido? Veámoslo, aunque todavía es una proposición de la comisión que deberá ser (o no) aprobada en la Asamblea General de la IAU-UAI que comenzó el pasado 14 de agosto en Praga.
La propuesta es poner, así al pronto, 12 planetas. La lista se hace mayor, señoras y señores. Aparte de los ocho clásicos -nueve con Plutón, cierto…- (¿pueden decirlos todos? Ajá: y ¿por qué usaron el orden de alejamiento al Sol? ¿Podrían repetirla de mayor a menor tamaño? Gracias… Sigamos) tenemos cuatro más… por el momento, porque vendrán más. Por el momento serán planetas también Ceres, Caronte y 2003 UB313 -a falta de nombre definitivo-. De esta forma la lista será:
Mercurio – Venus – Tierra – Marte – Ceres – Júpiter – Saturno – Urano – Neptuno – Plutón – Caronte – 2003 UB313
Plutón y Caronte a veces están más cerca del Sol que Neptuno, y como Plutón y Caronte coorbitan, la distancia al Sol no es exactamente el criterio. Pongamos el semieje mayor y en el caso de Plutón y Caronte, pues eso, la antigüedad en el censo.
Esta resolución se basa en una nueva definición de planeta, que va a ser un cuerpo que satisfaga ciertas condiciones: en primer lugar, debe estar en órbita en torno a una estrella, pero sin ser una estrella él mismo; en segundo, ha de tener masa suficiente para que tenga forma aproximadamente esférica (algo que sucede cuando la masa es superior a 5 x 1020 kg y diámetro mayor que 800 km: entonces la autogravitación da esa forma esferoidal…) Tal y como está en la redacción:
“A planet is a celestial body that (a) has sufficient mass for its self-gravity to overcome rigid body forces so that it assumes a hydrostatic equilibrium (nearly round) shape, and (b) is in orbit around a star, and is neither a star nor a satellite of a planet.”
La resolución crea, además, un nuevo término, plutón (con minúscula), para determinar a objetos que orbiten más allá de Neptuno (con periodos orbitales de más de 200 años). Los plutones suelen tener elevadas inclinaciones de su órbita con respecto a la eclípitca, y con elevada excentricidad. Plutón, Caronte y 2003 UB313 son «plutones». A Quaoar y Sedna se les dejará sin alcanzar el estatus de planeta, como objetos transneptunianos, el primero un «kuiper» (aunque esta definición no la van a poner, se refiere a los objetos del cinturón de Kuiper) y el segundo un «oort» (idem: en este caso el cinturón de Oort). Hay que hacer notar que en castellano la cosa parece bastante lógica, pero en el inglés, Plutón es «Pluto», y a estos cuerpos se les va a llamar «plutons»: lo de la «n» es nuevo para los angloparlantes.
Hasta el 24 de agosto a las 14 horas no se votará la resolución final que, ya desde hoy (la nota de prensa tenía embargo hasta las 8:00 hora de Praga) se da a conocer públicamente. En los debates, que tendrán su enjundia, veremos qué se refina de la misma, aunque parece que hay cierto consenso en conseguir que salga tal y como se ha planteado.
Lo importante es que, para congraciarse con los estadounidenses (esto es anotación mía*), Plutón seguirá siendo un planeta, y el primero de los plutones. Como subdefinición, todo planeta menor que Mercurio será conocido como un «planeta enano». Pero Plutón da más juego en la resolución (se ve que las tiranteces han sido gloriosas en estos dos años… me malicio) porque también será un «planeta doble». Planetas dobles serán aquellos cuyo baricentro -centro de masas- no esté dentro de uno de los dos cuerpos que coorbitan. Así que Plutón y Caronte serán ambos planetas (y los dos nuevos satélites descubiertos este año se quedan como sus lunas), pero no lo va a ser la Luna, porque el centro de masas del sistema Tierra-Luna está dentro de la Tierra. Se siente, selenitas… Lo mismo sucede para el resto de lunas del sistema solar, que quedan como satélites de los planetas en torno a los cuales orbitan.
De esta manera, y siempre que no se encuentre un plutón más grande que Mercurio, los planetas «clásicos» quedan resaltados, al no ser «planetas enanos». Aquí seguro que han tenido que ceder, porque Plutón y Caronte son enanitos se les mire por donde se les mire. Y Xena es mayor…
El caso de Ceres es de justicia poética… porque fue el primer asteroide descubierto, el 1 de enero de 1801 -buen comienzo para el siglo XIX- por Giuseppe Pazzi. Sólo él tiene una cuarta parte de la masa del llamado cinturón de asteroides. Lo cierto es que los datos cada vez más precisos lo ponían en el límite planetario habitual: tiene 930 km de diámetro y es más o menos esférico (el Telescopio Espacial Hubble dio a conocer unas imágenes la mar de esféricas en septiembre de 2005). Así, el más grande de los asteroides pasa a la primera división.
Por cierto, la IAU-UAI no a va usar ya oficialmente el término «planetas menores», dejando para cualquier objeto orbitando en torno al Sol que no llegue a planeta el término «cuerpo pequeño del Sistema Solar» (small Solar System bodies). Por supuesto, se seguirá hablando de asteroides y de cometas, de NEOs (objetos cercanos a la Tierra), de Troyanos (de Marte y Júpiter), de Centauros y de TNOs (objetos transneptunianos). Y los plutinos, claro… Habrá que ver cómo se adapta al castellano todo esto, por si hay alguna variación…
Más cosas: queda por decidir el nombre final de Xena / 2003 UB313. Yo voto por Proserpina, pero mi voto no cuenta nada… Posiblemente en esta misma asamblea general se decida qué nombre tiene finalmente. Igualmente, bajo el escrutinio de la comisión han estado (50000) Quaoar y (90377) Sedna, así como (20000) Varuna, (90482) Orcus, (28978) Ixion, (4) Vesta, (2) Palas, (10) Hygiea -el número entre paréntesis es el del catálogo de «cuerpos pequeños del Sistema Solar»- y 2003 EL61, 2005 FY9, y (55565 2002) AW197. Si la resolución se acepta tal cual, hay varios que podrían convertirse en planetas: 2003 EL61, 2005 FY9, Sedna, Orcus y Quaoar tienen diámetros estimados por encima de los 1000 km… Si se puede confirmar que están en equilibrio hidrostático, pasarán a ser planetas.
¿Queda adecuadamente complicado? Es lo que pasa por tener a una serie de expertos durante dos años reunidos, y por tener que atender los curiosos lobbies de la astronomía, sobre todo el estadounidense. Posiblemente, con la definición se consigue acotar el término a una serie de propiedades físicas, lo que facilitará en el futuro ponerse de acuerdo de manera más sencilla. E incluir en el futuro otros sistemas planetarios en torno a otras estrellas. Es curioso que en la definición no se acote la masa superior para un planeta, cuando pasaría a ser denominado estrella (una enana marrón), y que habitualmente anda por las 13 veces la masa de Júpiter. Quizá habría sido conveniente poner ese tope y olvidarnos de problemas futuros con algún exoplaneta. Pero, claro, lo crucial era poder ordenar el Sistema Solar. Y, eso hay que reconocerlo, se ha conseguido… de alguna manera. Al fin y al cabo, el uso que le damos a la palabra planeta recoge de esta manera la realidad de que el Sistema Solar es más complejo de lo que se creía antes. Cuestiones semánticas sobre las que hablan en Bad Astronomy donde comentan, con cierta razón, que dentro de unos millones de años la Luna debería ser llamada planeta, por aquello de que se aleja poco a poco de la Tierra. Un poco absurdo…
Referencias
- Nota de prensa de la Unión Astronómica Internacional.