La noticia debería haber salido mañana al comienzo de la noche (en nuestro país), cuando se levantaba el embargo de la revista Science donde se publican diversos trabajos con interesantísimos resultados de la misión Cassini, un especial sorprendente sobre Encelado. Pero la bomba de que los datos obtenidos por la sonda de la luna Encélado apuntan a la posibilidad de que exista agua líquida en su superficie se filtró. Así que los responsables de la revista han decidido levantar el embargo y, sin violar acuerdo alguno de privacidad, podemos alegrarnos de la noticia.
Pues sí: nueve artículos en Science es mucho, pero merece la pena, porque se ha encontrado en el polo sur de esta luna una región caliente. Un polo activo… Sumemos la existencia del equivalente a géiseres de vapor de agua, de una atmósfera activa, que interactúa con el plasma en torno a Saturno, y con el polvo, configurando también la forma del anillo E… y, sobre todo, lo que traerán los titulares de las noticias: agua líquida.
El satélite helado
Vayamos por partes (que dicen decía Jack el Destripador): el pasado año Cassini realizó tres sobrevuelos en Encélado, la sexta luna -en tamaño- de Saturno (comenzando por Titán, la mayor). Descubierta por Herschel en 1789, se trata de una luna pequeña (algo más de 500 km de diámetro), se suponía que helada y ligera, que orbita a algo menos de 250.000 km del planeta, justo en el borde interior del anillo E. De Encélado, antes de la Cassini, se sabía poco y se suponía mucho: por ejemplo, su cercanía a ese anillo de Saturno invocaba, a partir de los datos de las Voyager, una relación entre ambos. Algo que se confirma, por cierto, con los datos de Cassini. También se pensaba que era, principalmente, una luna de hielo, de baja densidad por lo tanto.
Pero los resultados preliminares que los responsables de la misión han ido dando a conocer en los meses anteriores fueron abriendo la caja de las sorpresas -aunque fueran sorpresas previstas, en parte, por los geólogos-: a partir de los datos de las órbitas de Cassini se vio que la densidad de Encélado era algo mayor de lo esperado, posiblemente debido a la presencia de silicatos y hierro, en mayor proporción que en otras lunas. Es decir, sería probable la existencia de un núcleo rocoso o incluso metálico. Los nuevos datos, además, comenzaban a permitir entender que Encélado, sometida a importantes fuerzas de marea por el gigante Saturno, podría tener un núcleo fundido, y por lo tanto una importante fuente de energía interna. Un mundo activo, por lo tanto, o al menos en parte.
Como suele pasar, las sorpresas han sido incluso mayores.
Una superficie joven
Las imágenes de los polos de Encélado mostraron un terreno helado pero fragmentado. Ya lo comentaban en la nota de prensa del 30 de agosto desde la página de la misión: «bandas atigradas» fue el apelativo de los expertos al ver los datos de las imágenes en visible y en el infrarrojo. Más aún, esas bandas resultaban ser bastante jóvenes (entre 10 y 1000 años sólo), y notables, como las más jóvenes que tenían unos 130 km de longitud y estaban separadas unos 40 km, desarrollándose de forma paralela. Una especie de enormes bloques helados que se están fracturando… posiblemente debido a la existencia de algún motor térmico.
En los artículos de Science, se presenta la detección de un «punto caliente» en la región polar meridional de la luna, cerca de esas bandas. En las zonas oscuras, más profundas, se produce emisión de materiales calientes desde el interior (calientes, pero aún así helados). Esas zonas tienen, probablemente, una mezcla de hielo de agua, de hielo seco (dióxido de carbono) y de materiales orgánicos, frente al resto de la superficie que es, probablemente agua helada. Y esta composición apunta a actividad geológica reciente.
¡Géiseres!
El 5 de diciembre se veía que Encélado tenía más sorpresas. Se habían captado eyecciones de material desde la luna. Unas «fuentes de Encélado» que mostraban a las claras un mundo activo. Decía entonces Carolyn Porco, la responsable del equipo de imagen de la Cassini que se trataba de un descubrimiento «de los que te dan un vuelco al corazón, sin duda uno de nuestro más sorprendentes resultados». Por supuesto, un chorro o pluma de material levantándose 500 km sobre el planeta es para darte un sofocón.
Varios artículos analizan este surtidor de Encélado, poniéndolo en conexión con el anillo E de Saturno, que se llena de material procedente del chorro, ionizado, aunque parte de él cae como nieve sobre Encélado. ¡En Encélado nieva! Eso puede explicar el blanco tan blanco de las planicies heladas. Material caliente bajo la superficie es el que se eleva, llenando además la atmósfera exterior de Saturno de Oxígeno, algo que ya había sido detectado antes. Se ha calculado que lleva en erupción al menos durante los últimos 15 años, y que el material es principalmente agua, con dióxido de carbono, metano y propano, pero también amoniaco. Aparte de polvo. Gases, hielo y polvo a gran velocidad. Se ha analizado también la interacción de este chorro con la magnetosfera de Saturno, que crea una situación dinámica que explica las variaciones observadas con los magnetómetros de la sonda espacial.
Como los géiseres, el material caliente de debajo de la superficie escapa a gran velocidad, posiblemente de reservorios de agua líquida muy cerca de la superficie. A unos pocos metros bajo ella. Algo que nunca había sido visto fuera de la Tierra, aunque en nuestro planeta esto sucede a temperaturas mayores (pásense por Lanzarote, por ejemplo).
¡Océanos!
Uniendo unas cosas y otras, la estructura de la superficie de Encélado puede explicarse con un modelo tectónico similar al que se produce en las banquisas y campos de hielo polares de la Tierra: las masas heladas estarían, se especula, flotando en un material bastante líquido. ¡Océano! Y posiblemente de agua. ¡Agua! ¿No ven que tenemos ya todos los ingredientes para una historia impresionante? En efecto, algo parecido sucedió con los datos de la Galileo de la luna Europa de Júpiter, cuya superficie helada y fracturada habría sufrido un proceso similar.
Lo que aparece en Encélado, en cualquier caso, es una serie de proceso mucho más activos de los que se habían visto en otros lugares del Sistema Solar. Y los científicos, aparte de estar como niños con zapatos nuevos con los datos de Cassini, esperan poder aprender más en los próximos sobrevuelos que hará la sonda a esta luna.
Nuevas perspectivas para la búsqueda de vida
«Nos damos cuenta de que se trata de una conclusión radical, el que hayamos encontrado purebas de la existencia de agua líquida en un cuerpo tan pequeño y tan frío», afirma Carolyn Porco en la nota de prensa de NASA sobre el tema del agua líquida. Y continúa: «Sin embargo, si tenemos razón, hemos ampliado significativamente la diversidad de los ambientes en los que se podrían dar, en nuestro Sistema Solar, condiciones adecuadas para encontrar organismos vivos.»
Por supuesto, ya sabemos todos que en cuanto se habla de agua, se sigue hablando irremediablemente de vida.