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Viaje a Venus para 2005
Luis Alfonso Gámez

Mira, la estrella cometaUna veintena de científicos de once países europeos -incluida Rusia- y Estados Unidos se ha reunido esta semana en Bilbao para ultimar detalles sobre el funcionamiento del instrumento más importante de la Venus Express, la cámara de luz visible e infrarroja conocida como la VIRTIS, que enviará imágenes espectaculares del planeta. Los astrofísicos del grupo de la Universidad del País Vasco (UPV) liderado por Agustín Sánchez Lavega, el único equipo español en la primera misión de la Agencia Espacial Europea (ESA) a Venus, han sido los anfitriones de la tercera y penúltima reunión de expertos de la VIRTIS, celebrada en la Escuela de Ingenieros.

La Venus Express se ha diseñado en sólo dos años. Es una versión modificada de la Mars Express, en órbita marciana desde el 25 de diciembre de 2003. Lleva siete instrumentos de observación, los fabricados de reserva para la misión a Marte y para la Rosetta, cuyo objetivo es encontrarse con un cometa. La modificación más importante ha sido la reducción de los paneles solares a la mitad, dado que recibirá mucha más energía de la estrella. El aprovechamiento de tecnología ya existente ha permitido a la ESA montar su primera expedición al lucero del alba con 160 millones de euros, frente a los 300 de la misión a Marte.

«Éste ha sido un encuentro técnico, para saber qué tendremos que hacer cuando la nave esté en órbita de Venus», explica Sánchez Lavega. Los investigadores mantuvieron continuas reuniones de trabajo desde el miércoles por la mañana hasta ayer por la tarde. «La VIRTIS es un instrumento muy versátil para el que se han propuesto hasta diez tipos de órbitas científicas diferentes», destaca el planetólogo vizcaíno. Antes de abandonar Bilbao, los astrofísicos recibieron una buena noticia: «Puedo confirmar que la nave ha superado sus primeras pruebas en Toulouse», anunció Giuseppe Piccioni, uno de los investigadores principales de la VIRTIS.

Mil días de exploración

La Venus Express despegará del cosmódromo de Baikonur, en Kazajstán, en lo alto de un cohete Soyuz-Fregat el 26 de octubre de 2005 y llegará a Venus cinco meses después. La frenada para entrar en órbita del planeta exigirá que encienda sus motores durante unos 53 minutos, frente a los que 30 que supuso la misma maniobra a la Mars Express. Cinco días más tarde, la sonda de la ESA se pondrá en una órbita polar muy elíptica -se alejará hasta 66.000 kilómetros de la superficie y se acercará hasta 250- en la que completará un giro alrededor del mundo cada 24 horas durante cuatro días venusianos, el equivalente a unos mil terrestres.

Cada jornada de trabajo se dividirá en dos partes, una de 16 horas de exploración y otra de 8 durante la que la nave enviará toda la información a la nueva antena de espacio profundo de 35 metros de diámetro que la ESA va a instalar en la estación de seguimiento de misiones de Cebreros (Ávila). Cada día, la Venus Express mandará a la Tierra el equivalente a 200 megas de información, la mitad de ellos procedentes de la VIRTIS, diseñada originalmente para la misión Rosetta. Al final de la misión, habrá recopilado y transmitido datos para llenar unos 240 DVD.

El objetivo de la misión es estudiar la atmósfera, el entorno y la superficie del planeta, oculta a nuestra vista por un manto de nubes, donde la temperatura llega a los 464° C y la presión equivale a la existente en los mares terrestres a 900 metros de profundidad. «Venus y la Tierra son mundos muy similares y muy diferentes», indica Sánchez Lavega. Comprender las causas del efecto invernadero desbocado que se da en Venus ayudará a los científicos a saber cómo puede evolucionar el clima en nuestro planeta.

© Luis Alfonso Gámez y Diario El Correo. Prohibida la reproducción.

Venus Express