Todos asociamos a Carl Sagan con el documental televisivo titulado Cosmos (1980, recientemente publicada en DVD en el mercado español). Un monumental trabajo de divulgación astronómica que cosechó, aparte de numerosos premios, un éxito de público insospechado para una producción de este tipo en todo el mundo. Una serie que se repuso en la televisión española varias veces, y siempre con idéntico éxito. Una serie, que además, generaba oleadas de estudiantes en la especialidad de Astrofísica tanto en la Universidad Complutense de Madrid como en la Universidad de La Laguna, donde existía tal especialidad. (Y el autor reconoce que, en parte, sus estudios fueron también incitados por «Cosmos»). En ella, hablando a veces de historia y otras de literatura, estableciendo paralelismos entre la labor de los científicos y la vida cotidiana, iba convirtiendo los conceptos y cantidades de una ciencia tan lejana a algo casi cotidiano.
Para cuando Carl Sagan se embarcó en ese proyecto, sin embargo, ya hacía años que era uno de los expertos en astronomía planetaria más importantes, y había colaborado con la NASA en el desarrollo de diferentes misiones. Igualmente, su trabajo como divulgador científico le había llevado, más que a ningún otro investigador, a ser una de las caras más conocidas de la ciencia en los medios de comunicación. Por eso, ahora, cuando acabaría de haber cumplido setenta años si una enfermedad no le hubiera causado la muerte en 1996, Carl Sagan sigue inspirando actividades en las que la ciencia se presenta al público de forma amena y atrayente.
Coincidiendo con la celebración de la Semana de la Ciencia, una iniciativa europea en la que se pretende abrir por un lado las puertas de las instituciones científicas a los ciudadanos y, por otro, realizar actividades de divulgación en todos los países miembros de la Unión, el Ilustre Colegio Oficial de Geólogos de España (ICOG) y el Centro de Astrobiología (CAB) han promovido un interesante Homenaje a Carl Sagan que tendrá lugar entre el 4 y el 22 de noviembre en varias sedes: el Museo de la Ciencia de Castilla-La Mancha en Cuenca, la Facultad de Ciencias de la Universidad de Valladolid, el Parque de las Ciencias de Granada, la sede del CAB en Torrejón de Ardoz (Madrid) y la sede del COG también en Madrid, con un amplio programa dirigido por el geólogo Jesús Martínez Frías.
En estas jornadas se hará un especial énfasis en el trabajo de Sagan como planetólogo, y en la presentación de la astronomía planetaria como uno de los campos más avanzados actualmente, de la mano de la investigación espacial. Y especialmente centrándose en el Marte, un año en el que el conocimiento de este planeta ha aprovechado el mayor despliegue de la historia de sondas de observación y análisis (la europea Mars Express y los vehículos estadounidenses Spirit y Opportunity) para comenzar a obtener datos precisos sobre la presencia de agua y su historia geológica y climática.
Evidentemente, una de las cuestiones suscitadas por el nuevo conocimiento de Marte es la posibilidad de que en él hubiera aparecido en algún momento la vida, una incógnita que deberá esperar aún años para poder, acaso, ser desvelada. Carl Sagan participó en el diseño de las misiones Viking que en 1976 se posaron por vez primera sobre otro planeta, en este caso Marte. Alguno de sus experimentos (en los que, por cierto, colaboró el recientemente fallecido Joan Oró) intentaron responder a la pregunta, aunque no se obtuvo una respuesta afirmativa. Era algo difícil, aunque muchos científicos como Sagan especulaban con que, posiblemente, era uno de los lugares del Sistema Solar más adecuados para buscarla. La posibilidad de vida en otros mundos era para este divulgador una de las preguntas más importantes de la ciencia, y a ella dedicó gran parte de su tiempo.
Incluso llegando a preguntarse, junto con el radioastrónomo Frank Drake a comienzos de los años 60, si sería posible encontrar las señales de otras civilizaciones extraterrestres. Los conocidos proyectos de búsqueda de estas inteligencias, el llamado SETI, son hijos intelectuales del trabajo de estos pioneros. Se trataba entonces, y ahora, de una especulación científica, que partía de la consideración de que nuestro planeta puede no ser único. Existen en nuestra Galaxia numerosas estrellas como el Sol, en torno a ellas puede haber planetas, quizá alguno como la Tierra capaz de albergar vida. Acaso la vida en ese hipotético planeta ha permitido la aparición de una especie tecnológica con capacidad de comunicarse. Quizá, cabe pensar, estamos recibiendo sus señales, así que sería conveniente aguzar el oído.
Los diferentes proyectos de SETI no han llegado a dar ningún resultado, pero siguen siendo mucho más populares de lo que otros aspectos de la ciencia nunca conseguirán ser. Sin duda, el empuje de Sagan es fundamental al entender esto. Y todo ello sin ceder nunca a la tentación de pensar que los deseos se cumplen, o de anteponer las creencias a la ciencia. Una de las grandes preocupaciones de Carl Sagan fue precisamente combatir las pseudociencias, que con apariencia de investigación seria estaban vendiendo platillos volantes, poderes sobrenaturales y tantas otras supercherías.
Sagan fue uno de los fundadores de la principal organización del escepticismo científico, el Comité para la Investigación de los Supuestos Hechos Paranormales (CSICOP) y su penúltima obra, El mundo y sus demonios, era un alegato a favor de la racionalidad y la investigación científica frente a la irracionalidad que tanto abunda en los medios de comunicación. Este gran científico, tan preocupado por el progreso del mundo, debe ser recordado no sólo con homenajes, sino, como él habría querido, apostando decididamente por la ciencia.
Carl Sagan, guía de lectura
Afortunadamente, se pueden encontrar bastantes de los textos de divulgación científica de Carl Sagan en las librerías. Sin duda, y aunque el conocimiento haya avanzado mucho desde 1980, el libro de la serie de TV Cosmos sigue siendo una recomendación fundamental. El mencionado El mundo y sus demonios (1996) está, sin embargo, descatalogado. El cerebro de Broca o Miles de millones, sin embargo, aún pueden encontrarse en las librerías.
Sagan, catedrático de astronomía y director del Laboratorio de Estudios Planetarios de la Universidad de Cornell, hizo también sus pinitos en la ficción con la novela Contacto, que inspiró hace unos años una película homónima, en la que se planteaba una posible respuesta a la búsqueda de inteligencias extraterrestres. Luchó durante muchos años contra el cáncer, pero ello no le impidió seguir trabajando y siendo portavoz del escepticismo y de la ciencia.
Más información
- Especial Carl Sagan, Astronomía Digital.
Javier Armentia es director del Planetario de Pamplona