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Escalera hacia el cielo
Ángel Rafael López Sánchez

Mira, la estrella cometaAyer se hizo pública esta preciosa imagen de la nebulosa planetaria HD 44179, por supuesto, obtenida mediante con la Wide Field Camara 2 (WFC2) del Telescopio Espacial Hubble. Está a unos 2300 años luz de la Tierra, en la constelación de Monoceros, el Unicornio.

Nebulosas planetarias

Una nebulosa planetaria es el último estadio de las estrellas de baja masa, las que son parecidas al Sol. HD 44179 es una nebulosa planetaria rara, puesto que posee una extraña estructura de rayos en varias direcciones. Esta característica, unida al color rojo con el que se observa, han sido las causas por las que se le ha bautizado como Rectángulo Rojo. La nuevas imágenes del HST, de alta resolución espacial, desvelan nuevas estructuras dentro de la nebulosa y han servido para que los astrónomos confirmen que los rayos son eyecciones de materia de la estrella moribunda hacia el espacio exterior. Estas expulsiones de gas y polvo ocurren en dos direcciones opuestas, de ahí que veamos esa simetría aparentemente tan buena a derecha e izquierda.

Los peldaños de la escalera son, en realidad, zonas más densas de material originados en momentos en los que la estrella expulsó más gas hacia fuera. Son más viejos conforme nos alejamos más del centro del sistema; los internos son más jóvenes. Estas capas, unas internas a las otras, constituyen la peculiar morfología en forma de red de araña. Se ha estimado que las expulsiones bruscas suceden en unos intervalos de cien años, por lo que extrapolando hacia atrás, la nebulosa no posee mucho más de 14000 años. Pero esto siempre ocurre con las planetarias, de hecho, algunas estructuras encontradas recientemente en alguno de estos objetos no pueden ser más viejas que 200-300 años.

Química

La química de las nebulosas planetarias puede estimarse con más o menos precisión usando espectroscopía. El núcleo de la estrella moribunda (la enana blanca) del centro de las nebulosas planetarias irradia grandes cantidades de luz ultravioleta, que es la que excita (o ioniza) el material circundante. Gracias a eso podemos ver la nebulosa con todo su colorido.

Además de elementos químicos relativamente frecuentes (como oxígeno, nitrógeno o azufre), los espectros de las nebulosas planetarias muestran también líneas de moléculas sencillas, presentes en estrellas frías (gigantes rojas, lo que era anteriormente una nebulosa planetaria), mezcladas con el polvo que envuelve todo. Se piensa que muchas de estas moléculas son hidrocarburos, que también se pueden formar en los flujos de materia que libera la estrella al morir. Aparecen sobre todo en longitudes de onda del infrarrojo y, ¡sorpresa!, este objeto fue descubierto en los años 70 precisamente porque emitía mucha radiación infrarroja.

La estrella madre

Un último apunte sobre el mismo centro de la nebulosa: no podemos ver (aún) la enana blanca (el núcleo desnudo de la estrella progenitora), pero sí un oscurecimiento debido a un disco denso de polvo central. Los análisis muestran que en realidad no hay una única enana blanca sumergida ahí, sino que son dos estrellas muy cercanas, con un período de rotación (una alrededor de la otra) de unos 10 meses y medio. Precisamente, la influencia gravitatoria mutua de estos dos astros es la responsable de la forma, en tipo de escalera, de toda la nebulosa.

Más información

HD 44179 Nebulosas planetarias