Regreso a la Luna: los planes claros
El pasado viernes, la agencia de noticias UPI publicaba en exclusiva detalles de los planes para el relanzamiento del programa espacial tripulado que el presidente estadounidese, George W. Bush, presentará el este miércoles en las oficinas de Washington en la NASA (aunque otras fuentes citaban el discurso sobre el estado de la nación, que se celebrará el próximo 28 de enero).
Desde el pasado mes de diciembre se especulaba con un anuncio de este tipo, que tratando de emular a John F. Kennedy. Esta semana, sin embargo, se han dado detalles concretos de dicho plan, que en su vertiente política pretendería ganarse al electorado estadounidense de cara a las elecciones de noviembre. Se habría buscado una iniciativa que unificara al país después de los malos momentos de la actual legislatura (atentados del 11/S y guerras en Afganistán e Irak).
A grandes rasgos, dicho plan consistiría en los siguientes puntos:
- Partida adicional de 800 mil millones de dólares para el actual año.
- Aumento de un 5% anual del presupuesto de la NASA a partir del 2005.
- Retirada de la flota de transbordadores a final de la presente década, tan pronto como la construcción de la EEI no requiera sus servicios.
- Puesta en marcha de un nuevo vehículo espacial, basado en el Orbital Splace Plane.
- Colaboración con europeos y rusos. Con los transbordadores fuera de juego, se necesitarían cohetes Ariane y cápsulas Soyuz para llegar a la Estación Espacial Internacional.
- Retirada de la EEI, al comenzar las misiones lunares, hacia el año 2013.
- Cancelación o recortes en los programas de investigación no relacionados con la exploración espacial.
Marte, según Apolo
Estos planes, que deberían ser aprobados por el congreso, han sido desarrollados durante los últimos meses bajo la supervisión de Dick Cheney, vicepresidente estadounidense. El objetivo a largo plazo sería establecer en la Luna una base permanente para la puesta a punto de las tecnologías necesarias en la conquista de Marte.
Parte de estas tecnologías necesarias incluyen el desarrollo de nuevos cohetes tan potentes como el Saturno V y sistemas de supervivencia para los humanos para estancias prolongadas en el espacio. Mientras que el viaje a la Luna desde la Tierra se puede hacer en tres días, un viaje a Marte llevaría siete meses de ida, más otros tantos de vuelta.
Debido a que los cohetes actuales no pueden poner en órbita grandes masas, los nuevos pasos del ser humano por la Luna serían de pocos días. Con el tiempo, las estancias se irían alargando. A más largo plazo e igual que sucedió con el proyecto Apolo, en el primer viaje tripulado al Planeta Rojo no se descendería, sino que orbitaría Marte durante un tiempo para luego regresar a la Tierra.
¿Podemos ir? ¿Queremos ir?
Llegar a Marte no es tanto un problema tecnológico como económico: se necesitan muchos miles de millones de euros. Llegar y pisar Marte no es un simple viaje de ida y vuelta, debido a las restricciones de la distancia que nos separa. Esta distancia hace que el trayecto dure siete meses, pasen otros tantos hasta que se abre la ventana para la vuelta, y otros siete meses de viaje. Esto supone desarrollar muchas tecnologías para la supervivencia y confort de los astronautas y enviar muchos kilos fuera de la órbita terrestre. Se estima que un plan como este requeriría no menos de 120 mil millones de euros (alrededor del 20% del PIB español).
Algunos críticos de los programas espaciales tripulados opinan que no tiene sentido que el ser humano explore el Sistema Solar, cuando las sondas y robots pueden hacerlo por una fracción del coste. Otros opinan que sólo el retorno tecnológico justifica de por sí una misión tan ambiciosa y que los robots no son tan capaces como los seres humanos para realizar complejas tareas de inspección científica.
La NASA ha tenido graves problemas económicos, especialmente con el incremento de los costes de la Estación Espacial Internacional. Alrededor del 60% de su presupuesto está dedicado al programa tripulado, que incluye el mantenimiento de la flota de transbordadores. Tras el desastre del Columbia, y con unas estadísticas de dos fallos en poco más de 100 lanzamientos, el Comité Investigador del Desastre publicó un memorándum crítico con la gestión interna de la NASA. Se critica su falta de visión, falta filosofía de seguridad, fallos de comunicación interna y mala gestión y administración de los proyectos. El Comité propuso pasar hoja con los transbordadores tan pronto como se encontrara una alternativa.
Pero no sólo la NASA pasa por momentos económicos malos. En EEUU, el déficit presupuestario alcanza cotas históricas, mientras se continúa con la bajada de impuestos: menos dinero disponible para las arcas federales. Precisamente, una de las primeras voces críticas viene de mano de Howard Dean, uno de los candidatos demócratas a las elecciones presidenciales de noviembre. Opina Dean que para ajustar las cuentas estadounidenses, la propuesta de Bush no llega en buen momento.
En cualquier caso, el debate está abierto. ¿Vale la pena hacer el esfuerzo e ir a Marte? ¿Mejor quedarnos en la Luna? ¿Mejor una estación estilo espacio-puerto en el punto L1 entre la Tierra y la Luna? ¿Deberíamos resolver primero los problemas aquí en la Tierra?