Mars On The Rocks
Otra vez el Sunday Times y BBC volvieron a burlar los embargos que imponen las publicaciones científicas. En este caso, el embargo que tenía Science (Express) sobre la publicación de los primeros resultados de la Mars Odyssey y que se iban a hacer públicos mañana jueves. A ver quién les tose a ellos, claro…
Pero este artículo no quería ser una reflexión sobre los embargos y la prensa científica, ni sobre la forma de anunciar los descubrimientos de grandes instituciones americanas como la NASA. Quería comentar lo de Marte.
El pasado 7 de marzo, los primeros resultados de los instrumentos de la Mars Odyssey indicaron ya que podría haber mucha agua bajo la superficie de Marte, posiblemente como en el permafrost de Siberia y otros lugares helados. Ahora se confima. Más al Sur que la latitud 60 S, hasta el casquete polar Sur, hay átmoso de hidrógeno interactuando con la radiación cósmica, soltando neutrones y rayos gamma que los sensores de esta sonda terráquea detecta, y analiza para determinar la proporción, abundancia. Teledetección geológica a lo bestia, en el planeta rojo. Del polo norte aún no sabemos mucho, pero es que ahora es allá invierno y anda el clima muy movido. Pero vendrán las noticias.
¡Agua en Marte! Los escenarios que la NASA ha ido vendiendo en los últimos años se van confirmando: el agua que una vez (o varias veces) fluyó libremente por la superficie marciana, erosionando valles y lagos, etá ahí aún, bajo la superficie, posiblemente helada. Y, claro, si alguna actividad térmica es capaz de fundirla, aparecerán surgientes (vulcanismo, impactos…). ¿Cómo no imaginar que en algún momento, los ingredientes adecuados para la aparición de la vida hayan estado ahí, en el momento justo, en las circunstancias -desconocidas eso sí- adecuadas?
En cualquier caso, sabemos -o creemos razonable pensar, que viene a ser lo mismo- que la vida en Marte nunca pudo llegar a ser un fenómeno global, de haber nacido. No hay en Marte las enormes modificaciones que la vida provoca en el planeta donde aparece (léase: la Tierra). Ahora, esa atmósfera tenue que deja pasar tan ricamente las energéticas radiaciones solares, esteriliza continuamente la superficie. No es que sea imposible imaginar escenarios donde pertinaces marcianos -me temo que no de color verde, por mucha clorofila que nos vendan- consiguen sobrevivir en esas condiciones. Pero igual son, o fueron en algun(os) momento(s) experimentos suicidas. Habrá que ir a verlo… y ya se airean de nuevo los planes de mandar una misión tripulada para dentro de unos 20 años.
Cómo no recordar hoy las Crónicas Marcianas que escribimos (Ray Bradbury nos perdonaría, seguro) hace seis años. A Bradbury, le robamos además ese final del libro:
Los marcianos estaban allí, en el canal, reflejados en el agua violeta: Timothy y Michael y Robert y papá y mamá. Los marcianos les devolvieron una larga mirada silenciosa desde el agua ondulada