Hace tres meses los astronautas del transbordador Columbia instalaron
en el telescopio espacial Hubble una nueva cámara fotográfica
valorada en 80 millones de euros. Pocas semanas después, la agencia
espacial estadounidense hacía públicas las primeras fotografías
tomadas con el nuevo instrumento, entre las que figura la galaxia del
Renacuajo que acompaña estas líneas. Aunque estas fotografías tenían
un objetivo esencialmente promocional, los científicos han
descubierto que la cámara es tan potente que muestra objetos nunca
antes vistos. De hecho, el trabajo que antes llevaba dos semanas se
podrá hacer ahora en sólo dos días, y con mucha más calidad.
La nueva cámara, del tamaño de una nevera doméstica, no sólo capta la
luz visible emitida por estrellas y galaxias, sino que su
sensibilidad se extiende a las partes infrarroja y ultravioleta del
espectro lumínico. Sus imágenes nos permitirán profundizar en nuestro
conocimiento de los agujeros negros, las galaxias más lejanas o las
atmósferas de los planetas del Sistema Solar. Y quien sabe, quizá
podamos obtener la primera fotografía de un planeta orbitando
alrededor de una estrella distinta del Sol.
Las cámaras digitales
La tecnología de las cámaras digitales tiene su origen en los años
cincuenta, con el desarrollo de sensores capaces de convertir la luz
en impulsos eléctricos que posteriormente son convertidos en
información digital. Una década más tarde la NASA incorporó la
tecnología digital en las cámaras de las sondas espaciales que
exploraban la Luna preparando los primeros vuelos tripulados a
nuestro satélite. La primera patente de una cámara de fotos digital
se remonta a 1972, aunque los primeros modelos comerciales no
aparecerían hasta la década de los ochenta. Hoy en día ya hay más
modelos de cámaras digitales que de película fotográfica, y en
algunos mercados las ventas de las primeras ya superan a las de
cámaras tradicionales.
Giovanni Schiapparelli
En 1887, cincuenta años después de que Daguerre tomara la primera
fotografía de la Luna, el astrónomo italiano Giovanni Schiapparelli
dibujó unos bocetos de Marte tal y como los veía a través del
telescopio. En su descripción Schiapparelli hacía referencia a la
presencia de canali que recorrían la superficie del planeta rojo.
Esta descripción despertó el interés de Percival Lowell, un
millonario estadounidense aficionado a la astronomía. Cosas del
lenguaje, donde Schiapparelli veía simples cauces de agua Lowell
percibía obras de ingeniería cuyos autores no podían ser otros que
los invisibles habitantes de Marte. Hasta 1960, cuando las primeras
sondas espaciales comenzaron a fotografiar Marte desde cerca, no se
hizo evidente que los canales de Schiapparelli eran en realidad
cauces naturales por los que en un pasado corrió el agua.
El sustituto del Hubble
El telescopio espacial Hubble permanecerá en activo hasta el 2010,
cuando será sustituido por un telescopio de nueva generación (NGST)
cuyo diseño está en desarrollo. Aún no estará claro como será el
diseño definitivo, pero todo parece indicar que se tratará de un
telescopio al menos tres veces más grande, y por tanto con mayor
capacidad para captar la luz procedente de objetos que hoy quedan más
allá de la capacidad del Hubble. Sin embargo, mientras que el Hubble
cabía en la bodega de carga del transbordador espacial, un telescopio
como el NGST debería ser capaz de desplegar su espejo una vez puesto
en órbita.