Nuestra MIR, la gran dama.
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15 años, son muchos años. Para la mayoría de los que leemos este texto, la
MIR ha sido «LA» estación espacial por excelencia. No recordamos las otras
estaciones espaciales: las Salyut rusas o la Skylab americana. La MIR ha
pasado a quedar grabada en la memoria colectiva. Han sido muchos años oyendo
o leyendo su nombre, con muy diversos motivos: récords de permanencia,
cambios de tripulación, experimentos, incidentes, accidentes y hasta la
hemos visto en TV como reclamo publicitario.
A todos nos ha costado entender en su momento, que la Tierra pueda ser
redonda, y sobre todo que las personas del otro lado no se caigan al
espacio. La MIR, más que ninguna otra nave espacial ha impresionado en
nuestras retinas a los astronautas y sus accesorios, flotando libremente en
el aire. Ello ha ayudado a millones de personas en el mundo a entender y
familiarizarse un poco más con eso que se llama gravedad.
En estos años ha rivalizado en protagonismo con la lanzadera espacial
americana. Y en estos años, hemos estado pendiente de sus peripecias, hemos
desayunado muchas mañanas con sus noticias, nos hemos sobrecogido con sus
percances. Aunque a más de 300 km sobre nuestras cabezas, es tan de la
familia como nuestra lavadora, microondas o la nevera. La gran dama, en
estos 15 años, ha acogido en su seno a más de 100 cosmonautas, pero
virtualmente han sido millones de personas. La MIR será de construcción rusa
pero ha trascendido su origen para que todos la sintamos como algo nuestro.
¿Debería la Unesco declararla como patrimonio de la humanidad?
Los antecesores
El Skylab, del que ya no se habla, monopolizó muchas portadas en su momento.
Se lanzó el 14 de Mayo de 1973, y sirvió de hábitat a tres tripulaciones que
permanecieron en ella 28, 59 y 84 días. Marcas impresionantes, sin duda
alguna, incluso en aquella época de euforia espacial y resaca de la
conquista de la Luna ocurrida unos 5 años antes. Con el Skylab, los
americanos tenían un territorio estadounidense en el espacio donde poner los
pies y por supuesto, su bandera. Pero el retraso de la puesta a punto de la
lanzadera espacial no consiguió evitar su caída descontrolada el 11 de julio
de 1979. Desde entonces, y hasta la construcción de la ISS, es decir unos 21
años, no ha habido territorio de EEUU permanente en el espacio. Dejando pues
un vacío que la MIR ha llenado sobradamente.
Los rusos utilizaron durante muchos años las Salyut a modo de estaciones
espaciales, pero con un uso muy irregular. Fueron las Salyut 6 y la 7 las
que merecieron apropiadamente el nombre de estaciones espaciales. En
concreto la Salyut 7 albergó varias tripulaciones, relevándose unas otras, y
batiendo récords de permanencia, -más de 200 días- y albergando hasta dos
tripulaciones simultáneas. La Salyut 7 reentro en la atmósfera en febrero de
1991. Como la MIR se lanzó en 1986, los rusos tuvieron durante 5 años no
solo una estación espacial, sino dos. Hecho muy relevante en un momento en
que los americanos no tenían ninguna.
Estos días en los medios de comunicación han aparecido como es habitual
algunas preguntas inquietantes, por no decir catastrofistas sobre la caída
de la MIR.
La amenaza de Andrómeda: ¿Pueden ser un peligro las bacterias
mutantes?
El razonamiento es que en la MIR habitan además de sus
tripulantes humanos, unos pasajeros que no han sido oficialmente
invitados: bacterias, virus y colonias de hongos. Como es sabido, las
radiaciones en el espacio son más intensas que en la superficie
terrestre.
«La nostalgia es un sentimiento que nos ata la vista al pasado y activa la memoria. Pero ahora es tiempo de fijar la vista en el futuro, y lo que toca es activar la imaginación». |
Con lo que esos invitados habrán sufrido mutaciones, y al
volver de nuevo a la Tierra, podrían originar enfermedades y
epidemias. Este caso es el que sirve de argumento a una antigua
película titulada «La amenaza de Andrómeda». Bien, ¿hay peligro
entonces?. La respuesta es que no. La inquietud no tiene fundamento
ninguno. Primero, por que en la reentrada se alcanzan temperaturas tan
altas como para fundir el metal. Por eso de las 135 toneladas de la
MIR, llegarán a tocar el océano solo unas 25. Aunque estas 25
toneladas no se hayan fundido y vaporizado en la reentrada, habrán
alcanzado sin dudas unas temperaturas suficientes como para
esterilizarse. En cualquier caso, hay que pensar, que las posibles
bacterias, hongos y virus que sobrevivan a la reentrada, no son
«alienígenas» procedentes del espacio exterior, sino que son
originarias de la Tierra, llevadas a la MIR por los cosmonautas, por
sus ropas, accesorios, etc. Claro, que es posible que hayan mutado. De
hecho, es seguro que ha sido así. Esas mutaciones que han ocurrido
durante 15 años en un espacio de unos metros cúbicos de la MIR, ocurre
en millones de metros cúbicos y durante siglos en la superficie y
océanos de la Tierra, por lo que no hay que temer más a las bacterias
de la MIR que a las de la Tierra. Además, las bacterias de la MIR, si
quisieran «atacar» a la Tierra, no tienen que esperar a que la MIR
caiga, ya han tenido muchas ocasiones de hacerlo, viajando de una
forma mucho más cómoda y segura, con temperaturas moderadas, un
ambiente húmedo como ellas prefieren y con abundante comida, es decir
en el mejor caldo de cultivo posible: las tripulaciones humanas que
han vuelto.
¿Hay peligro de que algún trozo de la MIR caiga sobre nuestras
cabezas?
Ya se comentó que de las 135 toneladas, se espera que entren en la atmósfera
solo unas 25 toneladas. Todos y en cada uno de los meses del año, caen sobre
la Tierra más toneladas de meteoritos y a mayor velocidad. Y el riesgo de
que un meteorito nos caiga en la cabeza, lo consideramos todos nosotros a
efectos prácticos como nulo. De todas formas, este es ya un problema viejo y
reincidente. Siempre que cae un satélite, se repite la misma historia. Son
muchos los satélites que estamos lanzando al espacio, y que tarde o temprano
vuelven a caer. Algún día puede haber algún incidente menor, sin duda
ninguna. Lo que si que no puede ser, es esa imagen que se nos transmite a
veces, de ver la MIR entera -con sus 135 toneladas- aplastando varias
manzanas de Paris. Y este, si que es un caso que ha sucedido en varias
ocasiones, con grandes aviones -de más de 200 toneladas- que han caído sobre
zonas urbanas.
El skylab, hizo su reentrada sin control ninguno, la mayor parte del
laboratorio, se vaporizó en la atmósfera, gran parte de los fragmentos
cayeron en el océano, y algunos trozos en Australia. La MIR, funcionando
como estaba previsto, encendió los motores de su modulo Progress, de acuerdo
al centro de control ruso, de forma que la reentrada ha sido exactamente en
el pacifico sur, alejado de rutas marítimas y aéreas. Esta reentrada
controlada, ha dejado muy pocas posibilidades a algún accidente.
¿Y por qué no impulsaron la MIR arriba para mantenerla en
órbita?
La MIR, está en una órbita baja, a más de 300 km sobre la superficie de la
Tierra. A esta altura, todavía quedan restos de atmósfera que la frena
continuamente. Al perder algo de velocidad, baja a una órbita unos
kilómetros más baja. Por eso, periódicamente, cada pocos meses, se le dan
unos empujones que la suben unos 40 km más arriba.
A veces pensamos, que la MIR no se la puede subir, porque, para que no se
caiga, hay que gastar mucho combustible para ponerla en órbita
geoestacionaria, o en órbita lunar, o incluso en órbita alrededor del Sol.
Esto no es acertado. Veamos porque. Cuanto más alta sea la órbita, menos
velocidad necesitará la MIR para mantenerse en esa órbita. Entonces por un
lado, al tener menos velocidad, menor es la resistencia con la atmósfera, y
más tiempo se mantiene en esa órbita. Pero además, por otro lado, cuanto más
alta es la órbita, más tenue es la atmósfera, lo que hace que disminuya el
rozamiento y aumenta por tanto la duración en esa órbita. Estos dos factores
que aumentan con la altura -menos velocidad y atmósfera tenue- actúan
conjuntamente, de forma que provocan que a poco que aumente la altura de la
órbita, aumenta mucho el tiempo que puede mantenerse sin necesitar
empujones.
Por ejemplo, a una altura de 300 km, la MIR caería en unos 2 meses. Pero si
se le da un empujón para elevarla unos 40 km, hasta los 340 km, tardaría
unos 4 meses en caer. Es decir con el empujón de 40 km habríamos ganado 2
meses de tiempo. Pero si ahora que está a 340 km, la empujamos otros 40 km
hasta los 380 km, tardaría en caer unos 10 meses. Con este empujón de
también 40 km, habríamos ganado esta vez, unos 6 meses. Otro empujón igual
de 40 km, la subiría a 420 km, a esta altura, tardaría más de 2 años en
caer, habríamos ganado unos 16 meses.
Subir la MIR de su órbita habitual hasta los 500 km, necesitaría una
cantidad de combustible muy pequeña, comparable a la necesaria para su
permanencia en órbita baja, y evitaría su caída durante décadas. Por tanto
las razones para no hacerlo, no es problema de combustible. Las razones hay
que buscarlas en el mundo económico. Se necesitaría dinero, para
mantenimiento en órbita, para la infraestructura de comunicaciones, para
personal de control en Tierra, etc. Si la MIR cae, se cierra definitivamente
y totalmente ese capitulo del presupuesto de gastos.
( Foco )
Sin duda el tema económico es el determinante para haber dejado que la MIR
caiga al océano. Pero una buena reflexión apunta a otras razones más bien
sicológicas. Mientras la MIR hubiera seguido en el espacio no apostariamos
fuerte por la ISS. Es probable que la NASA tenga mucho que ver en la
decisión de que Rusia haya abandonado el proyecto de la MIR, es la única
manera de que Rusia se centre en sus obligaciones y responsabilidad para con
la ISS. Pero incluso para la opinión pública, era necesario que la MIR
muriera. Sólo así la ISS, tendrá el protagonismo absoluto de las portadas de
prensa y demás medios de comunicación. Este protagonismo es necesario, pues
a través de él se encauzan los dólares necesarios. Ahora hay una apuesta en
marcha, un escalón más en las estaciones espaciales. Tras las Salyut, el
Skylab, la MIR, el escalón ahora se llama ISS. Esta es nuestra escalera que
nos lleva a extendernos por el espacio exterior. Es imposible para el ser
humano dejar de satisfacer esa necesidad interior que se llama
curiosidad,…..por eso bajamos de la copa de los árboles.
Más información
- Centro Espacial. Cubrió en directo el evento. Uno de los mejores
webs en español sobre astronáutica. - space.com. En inglés.
- CNN. Con imágenes desde Tierra de la caída de los trozos la Mir. En inglés