Es sábado, día 20 de enero de 2001, anochece. Como todos los sábados
desde mi observatorio, me dispongo a realizar las observaciones
previstas pra este día.
Reviso los objetos que tengo programados para observar, entre ellos
varias supernovas recientemente descubiertas, varias galaxias para
chequear en busca de supernovas, varios cometas, varios asteroides de
la lista crítica del MPC y un asteroide en especial, el 2000 XN44 (o
el Pepe 1 como yo le llamo, ya que es un asteroide que descubrió Pepe
Manteca desde el Observatorio de Begues (10 dic 2000) y al cual desde
su descubrimiento le estamos haciendo un férreo seguimiento entre su
descubridor y yo.
Miro las previsiones y veo que hoy andará sobre la magnitud 18, una
magnitud a la que llego normalmente sin problemas, con tomas de 1
minuto de exposición con mi LX200 de 10 pulgadas y mi excelente cámara
CCD, un SBIG ST9E.
Hace una noche buenísima, de esas que sólo salen cuatro o cinco al
año, sin apenas turbulencia, sin nada de humedad. Hoy será fácil
llegar a la magnitud 19 o más. Vamos, una noche que ya se augura que
será muy interesante.
Empiezo con el asteroide «Pepe 1». Las previsiones no fallan, se
encuentra en magnitud 18, y realizo varias tomas. Sigo la observación
realizando varias tomas de cometas, supernovas, etc. Son las 03:29
cuando me dispongo a realizar varias tomas de la supernova 2001J. Como
siempre, realizo como mínimo tres tomas de todos los objetos, para así
a la misma vez buscar asteroides en el campo. Cuando compara las tres
imágenes veo que a unos nueve minutos de arco al noroeste de la
supernova 2001 J (UGC 4729) aparece una pequeña estrella que parece
desplazarse en la imagen. Cargo en el planetario que utilizo, el
TheSky, un archivo de 108 000 asteroides para ver si este era alguno
ya conocido, pero en esa posición no aparece ninguno. Para segurarme
realizo más de 11 tomas de 5 y 10 minutos de exposición en un
intervalo de unas tres horas. Pasadas las 5 de la mañana sigo con la
observación prevista, para acabar sobre las 06:30 con varias tomas de
un magnífico cometa, el 1999 T1 (McNaught-Hartley).
Me acuesto a dormir un par de horas.
Como en el observatorio no tengo conexión a Internet, sobre las 10 de
la mañana establezco comunicación por el móvil con Pepe Manteca, al
cual le anuncio lo acontecido por la noche. Abusando un poco de su
confianzo le pido que mire en el MPC si en las coordenadas que le doy
aparece algún asteroide. La respuesta es negativa, al parecer es un
nuevo descubrimiento, pero necesitaré otra noche de observación para
la confirmación. Así que aunque tuve que volver a Valencia al
mediodía, me las arreglé para volver por la noche al observatorio.
La previsión meteorológica anunciaba que el tiempo iba a empeorar y no
tardó mucho: se nubló y me tuve que volvera casa, quedándome sin poder
confirmar el asteroide y lo peor era que anunciaban nubes y lluvias
para los próximos días. Así que volví a casa algo desilusionado. Sabía
que había la posibilidad de perderlo si no lo observaba en varios
días. Así que calculé las posibles coordenadas en las que se podía
encontrar el asteroide para los próximos días. Pasé toda la semana
esperando a que el tiempo mejorara lo suficiente como para intentar
capturar de nuevo al asteroide, pero no pudo ser.
Llegó de nuevo el fin de semana, pero el viernes por la noche hacía
demasiado viento y mal tiempo, incluso llovió. El sábado mejoró el
día, pero por la tarde se nubló y llovió. Ya me temía que sería
imposible el volver a pillarlo, pero la fortuna hizo que sobre las
once de la noche el cielo se despejara, lo que aproveché para empezar
la observación.
En las primeras tomas ya advertí la presencia de un asteroide en la
zona donde debería estar el que descubrí 7 días antes, pero mi
sorpresa fue que, al mirar en el programa The Sky, este asteroide ya
estaba catalogado: era el 1999 XM113. Así que como el tiempo no
acompañó demasiado, se nublaba de vez en cuando, estuve toda la noche
realizando fotografías de la zona.
A la vez que iba fotografiando, iba procesando, pero no veía el
asteroide por ningún lado. Además, debido al tiempo que no era
demasiado bueno, no lograba pasar de la magnitud 18,5. Seguí haciendo
fotografías y dejé el procesado para el día después.
El domingo me fue imposible procesar las imágenes, así que tuve que
esperar al lunes.
Estaba ansioso por que llegara la hora de procesar todo y ver si
aparecía el asteroide, pero el lunes tuve que esperar hasta el
mediodía para tener un hueco.
Empecé a procesar todo, no veía al asteroide por ninguna parte. Eso
sí, me aparecían 3 asteroides de menos de la magnitud 19 dentro del
campo que capto con la CCD. Según el The Sky había 4 asteroides más de
la magnitud 20 en adelante.
Al final, después de mirar y remirar todas las imágenes, me dio un
vuelco el corazón. Ahí estaba el asteroide, entre unas estrellas, a
unos 3 minutos de arco al suroeste de la zona en la que yo había
calculado su posición.
Llamé enseguida a Pepe Manteca, para contarle el hallazgo. Se alegró
mucho y me felicitó. Él tiene mucha parte de culpa en lo de mi afición
a los asteroides y, por lo tanto, en el descubrimiento.
Tengo que reconocer que me entusiasmé. Todo el trabajo no había sido
en vano, había sido difícil su localización, pero al final apareció,
muy débil. Andaba en los límites de magnitud que pude captar esas
noche, estaba en la magnitud 18,5.
Así que hice la astrometría del objeto y sobre las 15:30 horas lo
mandé todo al Minor Planet Center (MPC). A las tres horas me
contestaron dándome la denominación provisional del asteroide. El
«Rafa 1» se denominaría K01B50U.
Quiero agradecer a todas las personas que, de una forma o de otra, han
contrubuido en el descubrimiento, en especial, a mi mujer e hijo por
la paciencia que han tenido conmigo en las labores de observación; a
Pepe Manteca, que fue el artífice de mi inclusión en la observación y
búsqueda de asteroides; a Silvia Alonso por su gran ayuda en todo lo
relativo a la astrometría; A Julio Castellano, Miguel Ángel Vallejo y
Carlos Segarra por su apoyo y disponibilidad para todo lo que
necesitara; a Diego Rodríguez y Josep María Bosch por su gran ayuda en
el cálculo de la fotometría; y a muchos otros que han contribuido,
para que poco a poco, fuera aprendiendo más cosas de esta maravillosa
afición.
Rafael Ferrando comanda
el Observatorio Astronómico Pla
d’Arguines
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