El anuncio efectuado el pasado 11 de enero, se convierte en un elemento
clave para continuar el estudio de estos objetos cósmicos exóticos que son
los hoyos negros.
Muy popularizados principalmente por la ciencia ficción, los hoyos negros
son, finalmente, el resultado de concentración de grandes cantidades de
materia en un muy pequeño espacio. Algo así como si imagináramos el
comprimir el planeta Tierra al tamaño de una canica.
Tales condiciones sólo se pueden dar en las estrellas y no en todas, sino
en aquellas que tienen una cantidad de materia o masa en su centro
superior al menos en casi tres veces a la del Sol.
Cuando una estrella con esta característica se encuentra en su fase de
muerte, gran parte de su materia colapsa, se hunde, comprime o implota
hacia su centro, reduciendo su tamaño original de varias veces el radio
del Sol, a solo centímetros o milímetros, con toda su masa concentrada en
ese espacio. Es cuando nace el hoyo negro.
Tal situación provoca teóricamente que la gravedad, en las cercanías del
hoyo negro, sea tan intensa que ni siguiera la luz puede escapar de esa
región.
Cuando queremos que un objeto escape de la gravedad terrestre, como es el
caso de las sondas interplanetarias, se le tiene que dar una velocidad no
menor a 11 km/seg. Si no se alcanza tal velocidad, el objeto no escapará
de la gravedad y quedará girando en torno a la Tierra.
En el hoyo negro, la velocidad para escapar de su gravedad es mayor a
300,000 km/seg. Por ello, ni siquiera la luz puede escapar. Si nos
colocáramos hipotéticamente sobre un hoyo negro con una lámpara de mano y
dirigiéramos el haz de luz hacia arriba, lo veríamos describiendo una
curva como cuando en la Tierra lanzamos una pelota.
La mayor altura que alcanzará ese rayo de luz, se le llama horizonte de
eventos del hoyo negro. Lo que traspase ese límite ya no podrá salir de
ahí.
Es precisamente tal horizonte el que han observado los telescopios Hubble
y Chandra por primera vez en toda la historia de estudio de los hoyos
negros. El telescopio Hubble, observando en el visible, detectó la
disminución de pulsos de energía ultravioleta al estar desapareciendo en
el horizonte de eventos. Por su parte, el telescopio Chandra, que observa
en rayos X, observó una notable disminución en la emisión de rayos X
provenientes de una docena de estrellas tipo nova.
Lo anterior equivale a, como lo muestra la imagen, a ver en forma
indirecta el gas que gira y finalmente penetra al horizonte de eventos u
hoyo negro.
Esto podría considerarse como una de las primeras grandes observaciones
del siglo XXI.